lunes, 6 de mayo de 2013

El que no inventa malvive

Probablemente Ana María Matute no es consciente de hasta que punto su frase “El que no inventa no vive” tiene vigencia en nuestro país donde se aplicó a ultranza aquello de “Que inventen ellos” que, sin saberlo, se convirtió en “Que desarrollen ellos y yo me dedico a los servicios con sus productos”.
Para que los españoles se den cuenta de nuestra carencia de invenciones, seguidas del imprescindible desarrollo tecnológico, solo tienen que darse una vuelta por un hospital y comprobar que los aparatos españoles brillan por su ausencia. España es un país poco innovador porque nunca ha inventado y desarrollado un número suficiente de productos propios y sin productos no puede haber innovación por mucha Ciencia que se tenga. 
Por eso la frase de la entrañable Ana María se puede readaptar para decir “El país que no inventa malvive” porque carece de ingresos para dar los servicios públicos que el estado del bienestar necesita para alcanzar un nivel mínimo de calidad. 
Si como dice alguno el futuro de España solo está en la Ciencia que Dios nos pille confesados porque será un futuro en el que el paro no volverá a bajar del diez por ciento durante décadas. 
Alguien me ha dicho que las palabras Desarrollo tecnológico están a punto de desaparecer del diccionario de la Real Academia por falta de uso. En cambio la palabra Innovación se oye a todas horas porque, según también me han dicho, a la mayoría de los políticos españoles les han inoculado un virus que les hace creer que sin Ciencia no hay Innovación, y por ello aprueban por abrumadora mayoría una ley de la Ciencia en la que la palabra tecnólogo se cita en contadas ocasiones y no se adoptan medidas para que sea una figura deseada y valorada en España
La incultura tecnológica de nuestro país es tal que los españoles, en general, no distinguen un científico de un ingeniero. Debe ser verdad lo que dijo la Ministra de Cultura de que “La cultura es el lugar donde están las fuerzas que pueden cambiar la realidad” y por eso ocupamos el puesto 42 en competitividad, por delante de Barbados, entre los países del mundo. 
Hay que agradecer a Ana María Matute su alegría de vivir y parafraseándola se puede escribir que el día que los españoles vayan a un hospital y se encuentren con diversos aparatos inventados, desarrollados y fabricados en España, podrán empezar a creerse que va en serio lo de que se va a cambiar nuestro modelo productivo. 

Enrique Mandado Pérez 
Catedrático de Tecnología Electrónica de la Universidad de Vigo

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